Juan de la Rica (Bilbao, 1979) es de todo menos ostentoso. Es un artista sencillo, tímido, cercano. No busca aparentar, ni quedar bien, ni llamar la atención. Solo pretende hacer de la mejor forma posible su trabajo. Mide constantemente sus palabras porque quien habla realmente son sus obras. El artista va acompañado de Mayo, su mujer. Siempre con el sayo puesto, no vaya a ser que llueva. Actualmente, expone en La Puerta Gótica, la sala de exposiciones del Colegio Mayor Belagua. El periodista enciende la grabadora. La entrevista pinta bien, aunque no tanto como el entrevistado.
¿Con qué artista del pasado te gustaría pasar la tarde? Con muchísimos. Cronológicamente, sería muy divertido estar con Caravaggio. Me parece como un gran revolucionario en la pintura de su tiempo. Cuando la pintura era una cosa muy seria y se representaban escenas mitológicas y grandilocuentes, él pintaba borrachos y pobres hombres de las calles Tenía que ser un tío bastante genial. Y artistas más recientes… con Picasso también habría sido muy divertido. Con Matisse, con Cezanne… con todos. Vamos, no haría ascos a ninguno. De todos se puede aprender algo. Según el presidente en funciones, Mariano Rajoy, “el humor es lo más serio que se puede hacer”. En tus obras está muy presente el humor. ¿Por qué? ¿Sirve para hablar de cosas serias? Me parece que es lo más interesante, el saber decir las cosas con humor, decirlas de una forma que entretenga, que te atrape. Que te saque una carcajada. El humor es el medio más eficaz para transmitir ideas. Llevando las cosas a lo absurdo es cuando eres más consciente de las cosas.
¿A pintar se aprende a brochazos o a tortazos? Yo creo que más a base de tortazos, en cuanto a errores. Creo que la manera de aprender cualquier cosa es a base de tortazos y ser consciente de que te estás equivocando. Y así se aprende en la vida. Claro que hay que darle brochazos para aprender, pero los tortazos son fundamentales. Hay que abrazar los tortazos, hay que querer también esta parte de la vida. Hay que querer los éxitos y también los fracasos, porque de todo se aprende, de todo se puede sacar un lado positivo. Y de eso se trata: de sacar el lado positivo de todo. En tus obras se ve un contraste: los colores, las formas (que son vivos, visualmente muy alegre) y el mensaje, que puede parecer un poco duro. La verdad es que no puedo explicarte qué es lo que quiero transmitir con mis obras. Me gusta que la narrativa esté bastante abierta, que cada uno lo interprete a su manera. Me parece muy interesante que cada espectador se haga su propia película. No me gusta dar todo el mensaje masticado, porque entre otras cosas tampoco lo sé hacer. No me gusta que el mensaje sea evidente. Si se puede decir con palabras, se dice con palabras. Pero el mensaje es un mensaje pictórico y abierto. De la Rica, ¿cuál es tu mayor riqueza? Mi mayor riqueza es hacer lo que me gusta. Me encanta mi trabajo, y tengo esa suerte. Es una decisión que tomé en mi vida, el hacer lo que realmente me gusta en la vida, y que cada vez me gusta más, me llena más. No puede haber mayor riqueza que hacer lo que a uno realmente le gusta. ¿Qué impresión te llevas de La Puerta Gótica? ¿Es como te lo esperabas? No, no me lo esperaba así. He hecho bastantes exposiciones y nunca me habían tratado así de bien. Ha sido una experiencia que recomiendo a todos los pintores. De pronto te sientes importante. Nunca me había pasado antes. Muchas veces que he expuesto en alguna galerías, en algunas salas de exposiciones no me ha hecho caso nadie. Aquí te sientes muy arropado… incluso tienes el peligro de sentirte alguien muy importante. «MI MAYOR RIQUEZA ES HACER LO QUE ME GUSTA. ME ENCANTA MI TRABAJO, Y TENGO ESA SUERTE», JUAN DE LA RICA.