Aquella fue una tarde memorable. Era uno de esos días agradables en los que da gusto pasear por el campus. Después del almuerzo fuimos a buscar a nuestro invitado con el Decano del Mayor, Felipe Martínez-Caballero. A la hora prevista, Adolfo Suárez estaba despidiéndose con gran confianza del doctor Brugarolas, médico de su hija y de su mujer, quien nos había …