Alfonso Aguiló es ingeniero de caminos, canales y puertos (1983) y PADE del IESE (2008). Ha sido once años director del Colegio Tajamar. Desde 2007 es presidente de la Asociación Madrileña de Empresas Privadas de Enseñanza (CECE MADRID), y desde 2015 es Presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE). Desde 2010 es Presidente de la Fundación Arenales. Ha publicado diez libros sobre temas de educación y antropología, así como más de trescientos artículos en diversas revistas y publicaciones. Asesora a instituciones educativas de más de una docena de países de Europa y América. ¿Podría hacer una valoración global de la educación en España? ¿Cuál es el camino a seguir durante los próximos años? Siento decir que los indicadores internacionales más acreditados no ponen buena nota a nuestro país. Estamos a la cola de toda Europa en fracaso escolar y abandono educativo temprano. En PISA tampoco salimos muy bien. El informe Mackinsey también señala bastante bien nuestras deficiencias. Quizá una de las principales causas de nuestros problemas es que en muchos ámbitos hay una alergia bastante generalizada a las evaluaciones externas y a la rendición de cuentas. Y otra causa importante es la facilidad con que todo el mundo se enzarza en debates sobre cuestiones marginales al tiempo que se orillan las cuestiones decisivas. La causa de esto es que hay demasiados intereses ajenos a la educación que contaminan los debates de fondo. La reciente propuesta de sacar la religión del horario escolar es un buen ejemplo de esto: abrir un nuevo debate sobre algo que no supone ningún problema, que es solicitado espontáneamente por dos tercios de las familias del país, y que pretende romper un consenso de décadas, al tiempo que se clama por la importancia de alcanzar un gran pacto nacional por la educación. ¿Cuales son los principales aspectos a incidir hoy en la educación de los jóvenes? Tomar las riendas de la propia vida. Por ejemplo, cuando se debate sobre las causas de nuestros males en educación, apenas se oye nada de lo que deban hacer los alumnos. Se escuchan muchas cosas, unos se echan las culpas a otros, se habla de falta de inversión, de leyes equivocadas, de errores en los currículos… y el mensaje que llega a los alumnos es que todo va mal y que la solución está en muchas cosas pero no en ellos. Eso es un mensaje nefasto para las personas jóvenes, que deben asumir la responsabilidad de cambiar el entorno donde están, sin aceptar el victimismo en el que les quieren encerrar. Para muchos, la excelencia académica está reñida con la igualdad y el derecho de todos a la educación. Por otro lado, la educación superior está sufriendo una masificación que puede desvirtuarla. ¿Cree usted que deberíamos fomentar una mayor diversidad en la formación de nuestros jóvenes? Precisamente la clave de las políticas públicas en educación es que haya igualdad de oportunidades en el acceso a la excelencia. La clave de la igualdad es que todos puedan llegar a la excelencia, sea cual sea un origen socioeconómico. La igualdad en el acceso a la excelencia es el mejor ascensor social, y quizá una de las grandes asignaturas pendientes, y por desgracia veo que se hacen muchas simplificaciones sobre el modo en que se puede facilitar mediante políticas públicas bien diseñadas. No estoy seguro de que la educación superior esté masificada. Quizá perviven en estos temas ideas que han ido evolucionando. El problema de la educación en España no es de exceso de alumnos en la universidad: es un porcentaje alto, pero razonable y que no constituye un problema. La formación profesional está mejorando, y ahora tiene casi el doble de alumnos que hace diez años. El problema es el fracaso escolar y el abandono temprano: esa cantidad ingente de alumnos y alumnas que quedan fuera del sistema, que tienen tan pocas perspectivas de empleo, talentos malogrados de un modo aterrador. Los que hemos vivido y trabajado durante años en distritos desfavorecidos conocemos bien la magnitud de esa tragedia humana que engulle cientos de miles de chicos y chicas ante la impasibilidad de muchos teóricos de la educación y de muchos lobbies políticos e ideológicos. No cabe duda de que las nuevas tecnolgías son una herramienta excelente para nuestra sociedad. Sin embargo, el uso que de ellas hacen los jóvenes no siempre favorece una buena actitud para aprender, pues los innumerables distracciones que suponen fomenta la dispersión. ¿ Es usted partidario de implantar herramientas como ipads, libros electrónicos y ordenadores en las aulas? ¿A partir de que edad? Las llamadas nuevas tecnologías han venido para quedarse. Hay una brecha tecnológica muy notable entre adultos y jóvenes. Si seguimos con la defensividad que todavía impera en tantas aulas ante las tecnologías, esa brecha seguirá creciendo y los adultos dirán cada vez cosas menos comprensibles para la siguiente generación. La tecnología debe estar en el aula desde el primer día. Los niños y niñas tienen que convivir con la tecnología en el aula desde su infancia para aprender a usarla en un ámbito de trabajo y de cultura y de aprendizaje. Uno de los principales problemas de la tecnología en los jóvenes es que se asocia demasiado a juegos y a entretenimiento. La autoridad de los profesores en las aulas es un problema cada vez mas acuciante en los colegios. La figura del profesor ya no tiene el prestigio que en otras épocas pudo tener: ocupa puestos cada vez más bajos en los rankings de prestigio social y su salario no es alto. En cambio, en otros países, sobre todo en los países nórdicos, tienen un gran prestigio social y salarios nada despreciables. ¿Como se explica esto? ¿Por qué no es así en España? Los sueldos de la enseñanza en España están por encima de la media europea. Es cierto que queda mucho por hacer para elevar el prestigio social del profesor. Pero eso no se logra simplemente subiendo los sueldos. Para empezar, los propios profesores tenemos que mejorar nuestra preparación, nuestra capacidad de innovación, nuestra entrega al trabajo diario. Las familias tienen que hacer más por reforzar la autoridad del profesor. Los titulares de los centros, las organizaciones educativas, los sindicatos, los políticos… todos, deben y debemos hacer más por afrontar seriamente la mejora del sector, sin miedo a las evaluaciones, sin miedo a rendir cuentas, sin miedo a que se sepa en qué tenemos que mejorar y que se nos diga y se nos exija. El TDH es cada vez más frecuente entre los jóvenes de hoy. ¿Cómo debería afrontarse este problema en los colegios? Es difícil saber por qué se ha disparado la incidencia del TADH entre los jóvenes, sobre todo en los varones. Quizá hay algo de sobrediagnóstico en algunos casos, y en otros quizá hay retrasos en los diagnósticos. Quizá hay sistemas de enseñar que no se adaptan a esas situaciones. Y quizá hay también una falta de educación de la voluntad, falta de tolerancia a la frustración, insuficiente educación en la capacidad para aplazar la gratificación. El ambiente de consumismo, de falta de límites, de exceso de caprichos, de falta de normas, todo eso es grupo de riesgo para patologías muy diversas. ¿Cuáles son los beneficios y las desventajas en la educación diferenciada? ¿Por qué es tan atacada? Hay en España un problema de falta de perspectiva en torno a este tema. Algunos confunden la educación diferenciada de hoy con unos viejos estereotipos que recuerdan de la época de la dictadura española, y entiendo que, con ese prejuicio, no les guste nada. La enseñanza mixta fue en su momento un indudable avance en el camino de la igualdad, pero ahora, más de treinta años después, cada vez surgen más voces que señalan que, en la situación actual, un centro de educación diferenciada puede tener mucho mejores resultados en igualdad, y eso se puede constatar con datos empíricos, pues hay numerosos estudios muy serios sobre el tema en todo el mundo. Asignatura de Filosofía. La LOMCE le resta importancia haciendo que deje de ser obligatoria en secundaria y en segundo de Bachillerato. ¿Qué piensa de esto? Creo que el debate sobre la filosofía no debe reducirse a si hay una hora más o menos en una asignatura de un curso en el Bachillerato. Debería haber mucha más libertad de curriculum en las escuelas, de modo que cada centro pudiera hacer una oferta adecuada a su proyecto educativo. Y las buenas escuelas estoy seguro de que darán una importancia grande a la filosofía, igual que a la literatura, al arte, a todas las humanidades. Soy partidario de que tenga una mayor presencia en los currículos, pero no por imposición de la autoridad, como sucede ahora con esa asignatura y con casi todas, sino porque los que nos dedicamos a la educación sepamos comprender la importancia que tiene, y porque las familias también lo vean así y lo pidan o lo exijan. Sobre la financiación de Centros de Enseñanza Concertados. ¿Es justo que las familias sin recursos económicos, no puedan elegir el modelo educativo que consideran más adecuado para sus hijos?¿Por que es tan atacado este modelo en España? El modelo de la escuela concertada fue implantado por el gobierno de Felipe González en 1985. Se inspiró en las leyes francesas, que tienen un modelo muy parecido. Y diría que el modelo español mejora al francés. No estoy seguro de las intenciones y objetivos de quienes pusieron en marcha la LODE por entonces, pero el hecho es que el sistema de conciertos funciona bastante bien y ha contribuido mucho a la consolidación de las clases medias en nuestro país. El sector está satisfecho con el modelo, y las familias también, a juzgar por su elevada demanda. Yo he tenido la oportunidad de viajar mucho por Europa en los últimos años, y tengo que decir que el sistema de conciertos en España tiene una nota excelente en cuanto a equidad y en cuanto a eficiencia, y muy mala nota en cuanto a financiación pública. El principal problema es que, al estar insuficientemente financiado, el modelo cojea un poco, pues para sobrevivir necesita de aportaciones voluntarias de las familias y eso no es justo.