En los últimos meses la prensa ha recogido la dramática situación que viven cientos de miles de cristianos iraquíes y sirios que han tenido que abandonar sus hogares por las amenazas del Estado Islámico, la organización terrorista radical que asuela esos países. Muchos de estos cristianos -aunque también se ven afectados musulmanes chiítas y de otras religiones- han buscado refugio en El Líbano, donde malviven en campos de refugiados.
El verano pasado, Jaume Vives Vives, un estudiante catalán de periodismo, visitó esos campos de refugiados a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada y el pasado martes 3 de febrero estuvo con varios colegiales de Belagua y otros muchos estudiantes y profesores para compartir con nosotros su experiencia.
«Mientras en occidente nos avergonzamos de ser cristianos, en Oriente Medio te encuentras con otros que, en cambio, no solo están dispuestos a dejarlo todo -casa, trabajo, bienes- incluso su propia vida por defender su fe cristiana, sino que además lo llevan con una sonrisa y con una fe que es realmente edificante», explicó Vives. Y tras una primera introducción a la compleja situación que se vive en esa zona, Vives expuso el testimonio de varias familias refugiadas que, como nota común, destacan por no sentirse nunca abandonadas por Dios y por la aceptación de esta «misión» que les toca ahora vivir.
A la pregunta de qué se puede hacer desde aquí para ayudar a esos cristianos, Vives destacó que lo principal es «rezar por ellos, sostenerles con nuestra oración». También animó a dar a conocer esta situación y, el que pueda, ayudar económica o humanamente a esas personas.
Vives, que tiene previsto viajar a zonas cristianas de Irak el próximo verano, explicó también cómo entiende su futura profesión de periodista como un servicio a la sociedad, ayudándola a mejorar contando historias humanas constructivas y dando a conocer situaciones que, por no resultar agradables, tienden a ser ignoradas. De hecho, fruto de esta inquietud han sido dos libros recientes en los que narra historias de personas que viven marginadas dentro de Barcelona, su ciudad natal.