El Colegio Mayor Belagua, centro académico de la Universidad de Navarra, acogió el pasado martes 11 de febrero un diálogo-debate de actualidad científica y cultural titulado ‘¿Es el arte más importante que la ciencia?’ entre Jorge Wagensberg, Doctor en Física y Director del Museo de la Ciencia Fundación La Caixa, y Joaquín Lorda, profesor de Historia de la Arquitectura e Historia de la Construcción en la Universidad de Navarra. Estuvo moderado por Jorge Latorre, profesorde Cultura Visual en la facultad de Comunicación en la misma universidad.
En sus intervenciones, el profesor Lorda concretó el tema refiriéndose no al arte, sino a la belleza, señalando cómo ésta está presente en la contemplaciónde la naturaleza: “La belleza es algo necesario en la vida humana; para muchas personas la vida es difícil y la belleza sirve de consuelo”. Acerca de esta capacidad decontemplación, Lorda se preguntó si a veces la ciencia con sus múltiples datos y teorías no puede llegar a oscurecer o enturbiar esa contemplación. También, el profesor de la Escuela Superior de Arquitectura, hizo notar cómo “el ser humano, en su insignificante condición frente a la infinitud del universo, también es capaz decrear belleza, en diferentes formas: música, arquitectura, literatura”.
Por su parte, Wagensberg insistió en la idea de cómo la ciencia y el arte están relacionadas: “No hay ciencia sin arte, y no hay arte sin ciencia. En común tienen que ambas pretenden comprender la realidad. Pero mientras que el arte representa intuyendo sin llegar a comprender del todo, sin concretar, en la ciencia es al revés; ésta busca comprender la realidad comprimiéndola, reduciéndola, con fórmulas, por ejemplo”.
Lorda arguyó cómo la ciencia, en su afán de lograr avanzar “hace sufrir a la naturaleza”, ya sea experimentando con animales, o talando árboles, etc. Wagensberg matizó su afirmación señalando que lo peligroso es el hombre, no la ciencia ni sus avances, y subrayó: “Los grandes progresos morales de la humanidad se han dado por la ciencia, porque la ciencia cambió el espíritu de los tiempos”.
En su conclusión ambos coincidieron en la idea de que arte y ciencia deben coexistir y que esa unión es, en palabras de Wagensberg, “pura fecundidad, la promiscuidad cultural”.